sábado, 14 de junio de 2008

jueves, 12 de junio de 2008

King Richard - Galería 12


Ricardo: ¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!
Catesby: Retiraos, señor: yo os ayudaré a encontrar un caballo.
Ricardo: ¡Villano, he echado la vida a una tirada de dados, y afrontaré el azar de la suerte! Creo que hay seis Richmond en el campo: he matado a cinco en vez de él. ¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!



RICARDO III, acto V, escena V

King Richard - Galería 11


Catesby: ¡Ayuda, ayuda! El Rey hace más prodigios que un hombre, atreviéndose a enfrentarse con todos los peligros: le han matado el caballo y lucha a pie, buscando a Richmond en las fauces de la muerte. ¡Ayuda o tenemos perdida la batalla!


RICARDO III, Acto V, escena IV

martes, 10 de junio de 2008

King Richard - Galería 10



Ricardo: ¿Quién está ahí?
Catesby: Milord, soy yo.
Ricardo: ¡Oh, Catesby, he tenido un sueño terrible! ¿Qué crees tú? ¿Se mantendrán leales nuestros amigos?
Catesby: Sin duda, milord.
Ricardo: ¡Catesby, tengo miedo! Las sombras, esta noche, han infundido más terror en mi alma que cuanto podría la realidad de diez mil soldados armados de acero y dirigidos por el necio de Richmond.
Catesby: Vamos, mi buen señor, no tengáis miedo de sombras.
Ricardo: Levantad a lord Stanley, decidle que traiga sus fuerzas…
RICARDO III. Acto V, escena III

King Richard - Galería 9


Ricardo: Has de saber que quiero a tu hija con el alma y quiero hacerla reina de Inglaterra.
Isabel: ¿Y quién habría de ser su Rey?
Ricardo: Yo mismo: ¿qué te parece?
Isabel: ¿Y cómo piensas cortejarla?
Ricardo: Eso tendré que aprenderlo de ti.
Isabel: Envíale, con el hombre que mató a sus hermanos, un par de corazones sangrantes… Si esta persuasión no la mueve al amor, mándale una carta con tus nobles acciones: cuéntale que liquidaste a sus tíos Clarence y Rivers; y además que, en atención a ella, despachaste rápidamente a su tía Ana al cielo.
Ricardo: ¿Y si hubiera llevado a cabo todo eso por amor a ella?
Isabel: entonces no tendría más remedio que odiarte, por haber comprado el amor con tan sangriento despojo.
Ricardo: Mira, lo que está hecho ya no se puede remediar. Si yo les quité el reino a tus hijos, para enmendarlo, se lo daré a tu hija. Si he matado el brote de tu vientre, pronto lo haré crecer engendrando mi brote en tu sangre, sobre tu hija. Otra vez serás madre de un Rey, y todas las ruinas de los tiempos de catástrofe se repararán con una doble alegría. Vuelve con tu hija y prepara sus oídos para escuchar los relatos de un cortejador; porque cuando este brazo mío haya castigado al rebelde Richmond y al necio Buckingham, volveré y llevaré a tu hija al lecho de un vencedor.



RICARDO III. Acto IV, escena IV

King Richard - Galería 8

Buckingham: ¡Bienvenido, dulce Príncipe, a Londres, vuestra residencia!
Gloucester: ¡Bienvenido, querido sobrino, soberano de mis pensamientos!
Príncipe: echo de menos más tíos aquí para darme la bienvenida.
Gloucester: Dulce Príncipe, los tíos que echas de menos eran peligrosos; Tu Alteza atendía a sus palabras azucaradas, pero no miraba el veneno de sus corazones: ¡Dios te libre de ellos y de semejantes amigos falsos!
Príncipe: ¡Dios me libre de falsos amigos! Pero ellos no lo eran.
RICARDO III. Acto III, escena I

King Richard - Galería 7



Catesby: ... hoy mismo vuestro enemigo Rivers, el hermano de la reina, va a morir en el castillo de Pomfret.

RICARDO III. Acto III, escena II